Aunque durante muchos años el aura que rodeaba a los desguaces era el de los cementerios de coches, ese lugar donde se acumulaba chatarra sin ton ni son, afortunadamente hace tiempo que casi cualquier propietario de un vehículo conoce las ventajas de los conocidos como Centros Autorizados de Tratamiento: amplia oferta de piezas de segunda mano, garantía y reciclaje, sobre todo reciclaje.
Y es que casi como casi cualquier cosa hoy en día, las piezas de los vehículos a motor ya pueden ser recicladas, aunque los procesos no siempre sean sencillos o baratos. Por eso hemos querido daros una pequeña guía para saber qué hacer si queréis deshaceros de vuestro viejo coche y no sabéis qué hacer con él.
A nadie le viene mal una compensación económica a cambio de su vehículo viejo, de la misma forma que intentamos vender otros bienes o enseres a través de muchas plataformas, como las recientes aplicaciones móviles donde se vende prácticamente cualquier objeto doméstico o de ocio. Pero no todos conocen que la preocupación más extendida entre quienes nos dedicamos al negocio de los desguaces es doble: el medio ambiente y la venta de piezas de segunda mano, una vez garantizada su viabilidad y buen estado, pues es ese al fin y al cabo el sustrato de este negocio.
De hecho, no está de más recordar que los desguaces pagamos por las piezas o vehículos que adquirimos, de forma que un particular puede hacerse con una pequeña cantidad de dinero si decide acudir a nuestros servicios. De acuerdo: nadie se va a hacer rico vendiendo un vehículo a un desguace, pero no parece preferible dejarlo oxidarse en algún rincón de la ciudad o deshacerse de él saltándose las más básicas normativas medioambientales, una práctica muy dañina que todavía no hemos conseguido erradicar del todo.
Hay múltiples opciones para quien desee reciclar su coche viejo o usado. Por supuesto, si el vehículo está en buen estado y con todos los papeles en regla, siempre puede venderse a alguien que busque adquirir un vehículo para su uso personal, un método de “reciclaje” que, de hecho, suele ser bastante rentable comparativamente hablando. No hay que olvidar que algunos conductores simplemente buscan un vehículo para salir del paso, para utilizarlo sólo durante un corto período de tiempo o necesitan de una opción asequible para salir del paso.
Otra cosa es que el coche esté ya fuera de servicio o haya sufrido un siniestro que lo inhabilite para la circulación, ya sea porque es imposible repararlo o porque el coste de la reparación superaría en mucho el precio de compra de otro vehículo, nuevo o de segunda mano. Y es ahí, precisamente, donde entramos los desguaces, que en general nos encargamos de recoger el vehículo, de comprobar que toda la documentación está en orden y que no existan piezas no autorizadas en su mecánica, de tramitar la correspondiente baja… En fin, de un sinfín de trámites obligatorios, exigidos por la legislación española y europea aplicable al sector.
Es justo después de este proceso de comprobación cuando las piezas de un coche se separan con el objetivo de darles un uso nuevo. Aquí, no está de más conocer cuáles son las piezas más demandadas en el mercado de segunda mano, como por ejemplo el motor, los neumáticos, la transmisión, el catalizador, la batería o el radiador. Ya sean estas piezas u otras distintas, los desguaces nos encargamos de que las piezas de automóviles recicladas puedan tener una segunda existencia dentro de la industria automotriz, aunque también se pueden emplear para otros fines. Es decir, no todas las piezas pasan a formar parte de nuestro inventario. Pero sobre todo, es importante recordar que una pieza reciclada es una pieza menos depositada en el vertedero, o que cada pieza reciclada evitará la fabricación de piezas nuevas. Es decir, cuánto más tiempo esté en circulación una pieza (por supuesto, únicamente si está en buen estado y cumple las normas de seguridad establecidas) mayor será el beneficio para el medio ambiente.
Y como ya hemos adelantado, hay otras piezas o componentes de los vehículos que recibimos que se destinarán a otros campos muy alejados de la automoción. Así ocurre, por ejemplo, con aquellas piezas que acaban empleándose para la fabricación de accesorios de moda (bolsos de mano, por ejemplo, reciclando los cinturones de seguridad en correas de sujeción), o incluso en la industria de la decoración, como maceteros, o también para emplearse como materia prima en la fabricación de suelas de zapatillas… En esto, como en otras muchas cosas, la creatividad es el límite.
Pero ya sea para nuestro propio inventario o stock, o para otros usos, los Centros Autorizados de tratamiento seguiremos trabajando para retirar de la circulación aquellos vehículos que no cumplan los estándares de calidad, y facilitando a nuestros clientes el acceso a piezas en buen estado, asequibles y en perfectas condiciones de funcionamiento.