Breves consejos para conducir bajo la lluvia esta Semana Santa

Breves consejos para conducir bajo la lluvia esta Semana Santa

publicado en: Seguridad Vial | 0

Si como sabemos, la lluvia es el fenómeno meteorológico que más accidentes provoca, y ante la previsión para esta Semana Santa (lluvia, mucha, muchísima lluvia por toda España), no está de más que recordemos algunos consejos básicos para circular con todas las garantías y evitar sustos.

De hecho, los riesgos no aparecen únicamente cuando, como decimos habitualmente, “llueve a cántaros”, sino también al comienzo de las precipitaciones, en ese momento en que se mezclan la suciedad, la lluvia y la inevitable grasa de la calzada, volviéndola muy deslizante. Pero hay más: visibilidad reducida, falta de adherencia de nuestros neumáticos, el temido aquaplaning… Así que no olviden estos básicos consejos para tener un comienzo y un final de Semana Santa sin sobresaltos indeseables.

Revisa neumáticos, amortiguadores y frenos

Se trata de algo que debes hacer siempre, llueva o no, pero en estos casos, y como se suele decir, toda precaución es poca. Recuerda, por ejemplo, que los canales del dibujo de nuestros neumáticos deben ser lo suficientemente profundos para poder evacuar eficazmente el agua. La recomendación es no superar nunca el mínimo legal (1,6 mm), pero en días de lluvia intensa se recomienda que no estén por debajo de los 3 mm. Por supuesto, una buena presión de neumáticos es también indispensable, para evitar que el dibujo de la banda se deteriore y que los flancos pierden adherencia en los críticos apoyos de las curvas.

¿Y qué decir de los amortiguadores y frenos? Ya sabes que unos amortiguadores en mal estado consiguen sujetar la carrocería con la fuerza necesaria, algo que puede provocar movimientos laterales o verticales que podrían obligarte a modificar la trazada. En cuanto a los frenos, no te diremos nada que no sepas: discos, pastillas y presión deben estar en situación óptima si nos enfrentamos con calzadas deslizantes.

Evita los odiosos charcos, pero también las alcantarillas y la pintura…

Aunque uno podría decir que no es para tanto, no olvides que un charco es siempre un pequeño o gran misterio, pues al pisarlo desconocemos cuán profundo es o qué se esconde bajo el agua. Si la profundidad es mayor de lo que aparenta, el riesgo de pinchazo, de desllantar las ruedas o de atascarse es elevado.

En cuanto a alcantarillas y rallas, el riesgo está en que resbalan, y tu coche sólo tiene cuatro apoyos. Un cambio en la trazada provocado por la pérdida de control de nuestro vehículo, aunque sea mínima o nos parezca irrelevante, puede producir un accidente. Recuerda no pisarlas con la dirección girada, y no jamás aceleres cuando las ruedas de tracción están sobre ellas. Aunque actualmente la pintura empleada es menos deslizante, sigue constituyendo un riesgo a tener muy en cuenta cuando llueve.

No basta con ver: que te vean

De nuevo, un must: si llueve, lleva tus luces encendidas para que los otros conductores puedan verte. Así que ya lo sabes: si te enfrentas a una lluvia intensa, enciende las luces de niebla traseras de tu vehículo. Eso sí, ten mucho cuidado con los antiniebla delanteros: con el agua, el efecto es que dispersan la luz y pueden crear reflejos incordiantes al resto de conductores.

Asimismo, es crucial que tus parabrisas estén en perfecto estado, pues existe el riesgo de que la goma se haya resecado, lo que reduce su eficacia con la consiguiente reducción de capacidad en el barrido. Y recuerda revisar el nivel de líquido del depósito de tus limpiaparabrisas, incluido el anticongelante.

¡Ah! Tampoco te olvides de emplear tu sistema de climatización con inteligencia, sobre todo para evitar que se empañen tus cristales. Lo más recomendable en estos casos es abrir un poco tu ventana y activar el sistema del aire acondicionado. La temperatura óptima recomendada para evitar el vaho es de 20 a 21ºC.

 

No peques de confiado: aumenta la distancia de seguridad y reduce la velocidad

No frenamos igual cuando llueve, pues la capacidad de frenada del vehículo se reduce por las condiciones atmosféricas, pero también nuestra capacidad de reacción, así que no te confíes: aumenta el espacio que das habitualmente al vehículo que te precede y reduce la velocidad de conducción. Por un lado, conseguirás reducir en lo posible el muy desagradable efecto de espray, esa lluvia pulverizada, habitualmente acompañada de suciedad y barro, que golpea nuestros parabrisas si estamos muy cerca del coche de delante. Por el otro, en caso de tener que hacer una frenada brusca, tendrás mucho más espacio para detener tu vehículo con la seguridad debida.

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