Durante muchos años fueron una rareza, algo que veíamos ocasionalmente en taxis y camiones, soluciones híbridas al gasto excesivo en combustible, pero siempre una opción residual. Hoy, los coches de gas ganan terreno como alternativa a los coches eléctricos. Te contamos por qué.
Se trata, en ambos casos, de coches con mecánica bifuel, pues siempre se combina con gasolina y, aunque no tiene demasiado que envidiar a los motores de propulsión en términos de potencia o seguridad, la verdad es que todavía son los grandes desconocidos.
Pero empecemos por el principio:
¿Qué queremos decir con GLP y CNG?
Al emplear estas siglas, nos referimos al combustible, en concreto a dos tipos de gas que se van imponiendo como una de las soluciones a los recurrentes problemas de contaminación de muchas grandes ciudades. El GLP es un gas licuado del petróleo o del gas natural, mientras que el CNG es el gas natural comprimido, fundamentalmente metano. Así que la diferencia entre ellos es su estado: líquido para el GLP, gaseosos para el CNG.
Ventajas de los coches de gas
Es cierto que, al menos todavía, es más caro comprar un coche de gas que uno de gasolina, pero también lo es que a la larga el ahorro en combustible es significativo en modelos de potencia parecida, aunque consuman más. Los coches GLP consumen aproximadamente un 20% más consumiendo gas licuado, pero su precio es casi un 50% menor que la gasolina. En el caso de los coches de CNG, aunque al tratarse de un gas el ahorro es más difícil de medir, en general se estima que se manejan porcentajes de ahorro parecido a los GLP: entre un 30 y un 40% para si los comparamos con la gasolina y dependiendo del modelo. Hablando en dinero, serían unos 30 € de ahorro por cada 1.000 km recorridos.
Hablamos, por supuesto de dos combustibles con una menor capacidad de contaminación , pues sus emisiones están muy por debajo de las de los clásicos vehículos de gasolina o gasóleo. Y ahora que el impuesto de matriculación maneja se centra en esta variable (las emisiones), dependiendo del municipio, hablaríamos de un ahorro muy importante, de entre un 50 y un 70% nada menos. Además, ambos tipos, tanto los GLP como los CNG son clasificados como ECO, así que cuando llegan las tan recurrentes restricciones al tráfico en las grandes ciudades, suele poderse circular, salvo en los niveles más altos de alerta por contaminación ambiental.
Por último, como las moléculas del gas natural y el GLP solo añaden hidrógeno a su contenido de carbono, el rendimiento del motor de combustión es significativamente más limpio y eficiente, lo que nos ahorrará mucho dinero en el mantenimiento de nuestro coche en el largo plazo.
¿Y las desventajas?
Pues alguna hay.
La primera es que, casi con toda seguridad, si te haces con un vehículo con CNG o GLP, tendrás que prescindir de la clásica rueda de repuesto por razones de espacio, y hacerte con el obligatorio un kit antipinchazos. Además, la falta de aceite afecta a la lubricación del motor, con los obvios efectos en el rendimiento de la conducción y en los pazos, más cortos, de las revisiones.
Además, todavía faltan gasolineras de repostaje, aunque el número crece con rapidez. A día de hoy, hay ya más de 600 puntos en toda España.