¿Qué ocurre cuando un vehículo llega a nuestras manos? Te explicamos el complejo proceso de tratamiento y reciclaje al que se someten todos los coches que recibimos.
Sólo el año pasado, casi 700.000 coches pasaron a mejor vida o, mejor, alcanzaron el final de su vida útil pasando a ser lo que llamamos Vehículos Fuera de Uso o VFU. De ellos, más de medio millón eran turismos, y el listado lo completaron más de 52.000 vehículos industriales y más de 15.000 todoterrenos. Todos ellos tuvieron que pasar por un Centro Autorizado de Tratamiento o CAT, donde se tramitó su baja, y a partir de ahí se inició el proceso conocido como “tratamiento y reciclaje de vehículos”. Y así es como funciona.
Lo primero que hacemos al recibir un vehículo y comprobar que su documentación se ajusta a la legalidad, es proceder a su descontaminación, es decir, a retirar todos los líquidos y otros componentes que puedan considerarse residuos peligrosos. Nos referimos a los combustibles y aceites, pero también al líquido de frenos, el gas de los dispositivos de aire acondicionado, a las baterías y al líquido anticongelante. Todos ellos se almacenan en contenedores adecuados a las especificaciones de cada material o sustancia hasta que se transportan a las plantas de tratamiento.
Por supuesto, y como ya sabéis, todos los elementos que sean susceptibles de reutilización para la reparación de otros vehículos pasan por un estricto control de calidad, se catalogan y son almacenados en nuestras naves para evitar que se deterioren y para facilitar su localización en caso de ser solicitados por nuestros clientes, ya sean particulares o talleres.
Después de seleccionar aquellas piezas y componentes que pasarán a formar parte de nuestro stock, se procede a aplicar diversos procesos de separación y trituración para la recuperación óptima de otros materiales que también se destinaran al reciclaje: hablamos aquí de los metales no férricos (aluminio, cobre, etc.) y de otros materiales no metálicos con valor energético. Aquí es importante saber que del peso total de un vehículo, la parte metálica supone el 78%, la mayor parte del cual lo compone el acero.
Todos ellos (o, más exactamente, la mayoría) tendrán una nueva vida en otros sectores industriales, por ejemplo en la industria de electrodomésticos.
Dichos materiales son enviados a o recogidos por empresas especializadas en su tratamiento, reciclaje y, en su caso, posterior recomercialización.
Finalmente, los vehículos se compactan mediante prensado mecánico y son recogidos por empresas especializadas en su fragmentación y fundición.