Todo empezó con el ya famoso dieselgate, con el célebre falseamiento de las emisiones por parte de Volkswagen en más 11 millones de vehículos, y parece que la ola es imparable: el diesel ya no gusta.
Los datos de venta de vehículos diesel han caído drásticamente en nuestro país en el último año, respondiendo a una tendencia que ya se ha extendido por toda Europa. Así que ya es hora de que nos preguntemos con claridad que ocurre con el Diesel. ¿Es tan contaminante? ¿Hasta donde llegan las actuales restricciones? ¿Estamos viendo el fin del diesel?
Porque lo cierto es que las previsiones hablan de apenas un 9% de las ventas europeas para el año 2030, una zona que estará prácticamente libre de diesel frente a otros mercados, como el estadounidense o el asiático, donde parece que la tendencia antidiesel está tardando en despegar.
Por qué comprábamos Diesel: eficacia, precio y mitos
Los coches diésel son, de hecho, un 28% más eficientes que los vehículos de gasolina, aunque el ahorro real en el consumo de combustible no es tan alto como pudiera parecer: apenas un 4% en el combustible a partir de los 200.000 kilómetros. Y el ahorro real, teniendo en cuenta que los coches diesel tienen un coste general mayor (son una media de 2.500 euros más caros que los de gasolina y el mantenimiento y el seguro también tienen un precio mayor).
Además, la mejora en la eficacia de los coches de gasolina y la subida del gasóleo por encima de la gasolina son factores que también han influido en la tendencia decreciente de popularidad. Asimismo, las previsiones dicen que el creciente endurecimiento de las cotas de emisiones dentro del espacio europeo incidirá al alza en el precio de los diesel, lo que reducirá drásticamente su competitividad.
La clave: la contaminación
Hay incluso quien dice que a tendencia tiene un objetivo claro: impedir la homologación de los motores diésel en un futuro más cercano que lejano ante el empuje (todavía tímido, pero con una tendencia claramente al alza) de otras opciones más ecológicas como los motores eléctricos, convirtiendo en agua de borrajas los esfuerzos inversores de algunos players de la industria, cuya fuertes inversiones en el desarrollo de motores diésel más eficaces y menos contaminantes puede haber caído, literalmente, en saco roto. Aún así, conviene recordar un hecho que a menudo se elude en este debate: hoy en día, las restricciones no parecen justificarse para los vehículos diésel nuevos, pues las emisiones son prácticamente iguales que las de gasolina, después de que los fabricantes se esforzasen en reducir el nivel de emisión de partículas y del famoso óxido de nitrógeno mediante la introducción de filtros de partículas (limitando la emisión en un 80) o la incorporación de un catalizador y un aditivo para adaptarse a las restricciones de la nueva normativa europea.
Así que la pregunta que viene a continuación resulta evidente: ¿Nos conviene comprar hoy un coche diésel? Y la respuesta, si escuchamos a los expertos, parece clara: no parece sensato adquirir un coche diésel anterior a los llamados diésel Euro 6, y menos aún si tenemos en cuenta que las grandes ciudades europeas están anunciando una por una que vetarán la entrada de estos vehículos, si bien no ha habido ninguna declaración que indique que esto vaya a afectar a las las zonas rurales.