Es como cumplir años: inevitable. La ITV llega cada año, o cada dos si tu vehículo aún no tiene más de 10 años, y es ese momento tan temido en el que el peronal mecánico de los odiados centros de la Inspección Técnica de Vehículos examinan con ojo experto y hasta el más mínimo detalle cada una de las partes de nuestro coche para comprobar que está en estado óptimo para circular. Neumáticos, luces, frenos… todo tiene que estar en perfecto estado de revista para que nos den la ansiada pegativa de colores y poder salir de nuevo felices a la carretera.
Este año hay novedades, pues entra en vigor la nueva normativa, que implica que ya se tienen que revisar a conciencia nuestros sistemas de control de emisiones. Bueno, el de nuestros vehículos, que serán inspeccionados por algo llamado dispositivos de lectura OBD (On Board Diagnostic, en inglés, que en español traduciríamos como “Diagnóstico a bordo”), un sistema diseñado para comprobar el buen (o mal) estado de los sistemas de control de emisiones del vehículo.
Se trata de un nuevo protocolo que se aplica desde ya a todos los vehículos salidos de fábrica a partir del año 2006 y es, en realidad, una prueba adicional o complementaria a la más habitual prueba de gases, que no obstante se continuará llevando a cabo. Así que debeoms estar muy atentos, pues los coches que tengan algún defecto en el sistema de control de emisiones, se quedarán fuera y no podrán pasar la ITV.
Es importante saber, de todas formas, que esta nueva lectura E-OBD no se emplea para medir nuevos tipos de contaminantes, solo para chequear que sistema de control de nuestros coches no está averiado, no tiene errores ni ha sido manipulado.